Echinacea
Echinacea angustifolia
Equinácea
Esta planta se fija al suelo con una raíz columnar de la que salen numerosas reicillas. El tallo erguido y delgado en proporción a su longitud (de 30 a 120 cms) va cubierto de vellosidasd lo mismo que las hojas. Éstas, lanceoladas y de borde liso, se disponen dispersas por el tallo. sas por el tallo. El pedúnculo es corto. En el ápice hay una gran cabezuela de base cónica con 12 ó 15 flores de color rosa o rojo púrpura. Sólo las flores del disco son fructíferas. Es una especie originaria de América. Sin embargo, debido a la belleza de sus flores se la cultiva en Europa desde hace mucho tiempo, habiéndose asilvestrado algunos ejemplares desde los jardines. De todas maneras no puede hablarse de que se hayan aclimatado para formar grandes masas.
Florece durante todo el verano. Para desenterrar las raíces debe hacerse en primavera o en otoño, limpiarlas de la tierra que llevan adherida y dejarlas secar a la sombra. Si se quiere recolectar la planta deben elegirse los ejemplares que están en floración. También en este caso conviene secar a la sombra.
Se compone de equinacina, aceite esencial, resina, principios amargos, fitosterina, almidón, azúcar y el principio bacteriostático equinacosido. El uso medicinal de esta planta lo hemos aprendido de los indios de Norteamérica; utilizan las raíces, aunque también las hojas de la planta para cuidar todo tipo de heridas. Este uso especial ha sido comprobado científicamente. Sabemos desde 1950 que en esta especie hay unos principios que son activos contra las bacterias.
También que el efecto antibacteriano se ve reforzado por unos principios activos que incrementan las fuerzas de defensa como irritantes no específicos, contribuyendo así a eliminar las infecciones. Ambas cosas contribuyen a que los preparados de la planta sean muy valiosos en medicina. Realmente es más importante incrementar las fuerzas defensivas naturales que luchar contra los gérmenes patógenos con sulfamidas y antibióticos. Parece ser que estos principios activos menguan mucho con el secado, llegando incluso a desaparecer. Por esa razón el té preparado con la planta ocupa un lugar muy secundario mientras que los preparados galénicos, incluido el homeopático «Echinacea angustifolia» , son extraordinariamente eficaces y se utilizan muy frecuentemente en forma de gotas, internamente, y como pomada, externamente. En uso interno se utilizan para rechazar las enfermedades infecciosas y para respaldar a la quimioterapia. Las gotas, presentes en el mercado, bajo la denominación de EchinacinR, se emplean contra las infecciones generales leves, para prevenir la gripe, contra enfriamientos y para reforzar en determinadas enfermedades cutáneas, por ejemplo la soriasis.
Bajo el mismo nombre existe también en el mercado una pomada con la que se obtienen buenos resultados al tratar heridas. Se ha demostrado que los preparados de equinacea son más eficaces cuando no contienen sólo uno de los principios activos de la planta sino que usa la totalidad de ellos, como sucede por ejemplo con el citado EchinacinR. Es un hecho irrebatible que frecuentemente es el conjunto de todos los componentes de la planta el que resulta más eficaz, y que en cualquier caso