Espino Blanco
Crataegus oxyacantha
Las afiladas espinas que recubren las ramas y el vistoso color de las flores es lo que da nombre a esta planta. Las hojas son de color verde oscuro por el haz y más claras e incluso azuladas por el envés, de pecíolo corto y generalmente trifoliadas por delante. El borde es irregularmente aserrado. Crece en matorrales claros, en setos vivos y pendientes soleadas, así como en pinares y bosques de caducifolios.
Florece hacia el final de la primavera. Las flores deben recogerse durante la época de la floración. No perjudica el que se incluyan algunas hojas; también son activas. Conviene secarlas rápidamente.
El té debe guardarse en recipientes bien cerrados y si se guarda demasiado tiempo resulta afectada la eficacia, conviene recolectar cada año las flores. Los frutos se recolectan cuando están maduros, o sea, cuando son de color rojo. Se les seca igualmente con rapidez y hay que cogerlos cada año de nuevo.
Los principales responsables de las propiedades de la planta son los flavonoides, la colina, la acetilcolina, la etilamina, el ácido carbónico triterpénico y otros. Pero sólo la acción conjunta de todos ellos causan los efectos positivos del espino. No ha de creerse que se trata simplemente de una suma de acciones sino que es más bien una potenciación de las mismas. Es un excelente remedio cardíaco. Se le emplea en los diversos trastornos cardiocirculatorios de nuestra época. El uso necesariamente prolongado -y en muchos casos continuo- del mismo resulta totalmente inofensivo, y los resultados son notables y muy convincentes. Se tiene en primer lugar su influencia favorable sobre el corazón de las personas ancianas, al que reanima, tonifica y cuida. Los fenómenos degenerativos seniles del miocardio y las variaciones escleróticas de los vasos cardiacos con irrigación insuficiente desencadenan en las personas ancianas y en trance de envejecimiento cardiopatías, que con una cura a base de té de espino mejoran notablemente. Las personas sometidas aun exceso continuo de tensión presentan síntomas prematuros de degeneración similares a las dolencias cardiocirculatorias presentes en los ancianos. Proporciona alivio en estos casos y -lo que quizá es más importante- sirve de medida preventiva. Los numerosos trastornos cardíacos incipientes que no pueden llamarse todavía enfermedades sonla principal indicación para esta planta. La insuficiencia miocárdica suele presentarse después de las enfermedades infecciosas graves. Los trastornos rítmicos del corazón mejoran también tras el tratamiento con la planta. Con su ayuda se logra una mejoría del rendimiento cardiaco, lo cual tiene como consecuencia una normalización de la presión sanguínea alta. Contra la hipertensión en sentido estricto no sirve esta planta. Hay incluso casos en los que es posible que se produzca una elevación de la presión en el sentido de una normalización. Mayor importancia tiene esta especie en el tratamiento posterior al infarto de miocardio, pues en tales casos es imperativo mejorar el riego coronario (el de los vasos coronarios) y ejercer una acción favorable inmediata sobre las células miocárdicas en el sentido de un aumento de la actividad y una mejor nutrición. De todas maneras no pueden esperarse resultados inmediatos.
Té: Se vierte 1/4 de litro de agua hirviendo sobre 2 cucharaditas de flores y se deja reposar durante 20 minutos. La dosis correcta es 1 taza de 2 a 3 veces al día.