-Salvia
-Salvia officinalis
En la salvia encontramos un aceite esencial, rico en tuyona, cineol y borneol.
También aparecen materias tánicas y sustancias amargas, resinas, fécula, albuminoides, ácido fosfórico y en la raíz se ha encontrado algo de asparagina. En la medicina popular esta planta ha sido muy empleada para tratar trastornos gástricos, calambres, timpanitis y diarrea.
La esencia tiene una acción antiséptica, eupéptica y antisudoral; desde siempre se le ha reconocido su eficacia para evitar o disminuir los sudores nocturnos de los que padecen fiebre.
Otra acción que se le reconoce es que normaliza las funciones menstruales en la mujer.
Y asimismo se asegura que reduce significativamente el nivel de azúcar en sangre, por lo que se utiliza como hipoglucemiante.
A nivel externo se dice que es astringente, por la presencia de taninos, siendo un buen antiséptico y cicatrizante. No olvidemos que con las esencias hay que tomar siempre precauciones; así que no se debe abusar de la planta ya que en dosis elevadas puede resultar neurotóxica y convulsionante; también puede producir irritaciones cutáneas. En general, el uso de toda la planta está contraindicado en lactantes y personas con insuficiencia renal. Por último, hay que mencionar que gracias a sus propiedades estomacales la planta se emplea también como condimento culinario; en efecto, cuando sea posible, se pueden emplear las hojas frescas de salvia: se pican y añaden a sopas, guisados y platos con todo tipo de verduras.
Infusión: A razón de 20 gr. de la planta por litro de agua. Se prepara una infusión estomacal de la cual se pueden tomar 3 tazas al día.
Esencia: De 2 a 4 gotas, 2 ó 3 veces al día, administradas sobre un terrón de azúcar. Es importante no sobrepasar esta dosis.
En el mercado farmacéutico se encuentran disponibles las hojas y sumidades floridas en muchas formas farmacéuticas: planta troceada, comprimidos, extracto, tintura, aceite, cápsulas, etc.
Antiséptico. Estimulante apetito. Hipoglucemiante.